El síndrome de burnout
Estadísticas alarmantes
Según investigaciones, el síndrome de burnout puede afectar entre el 25% y hasta el 80% de las personas en activo. Aunque el burnout no se considera una enfermedad, puede tener graves consecuencias en muchas áreas de la vida, llevando a la depresión y enfermedades físicas. ¿Cuáles son las causas, síntomas y efectos del burnout y, lo más importante, cómo prevenirlo y cómo manejarlo?
Cómo reconocer el burnout
El burnout es un estado persistente caracterizado por fatiga crónica, agotamiento emocional por un lado y excitación por el otro, desmotivación hacia el trabajo, apatía, tendencia a evitar contactos laborales y la aparición de una serie de síntomas psicosomáticos. En resumen, es una profunda fatiga por el trabajo que resulta en trastornos emocionales, sociales y físicos. Los síntomas del burnout pueden observarse a nivel mental: disminución de la energía y la motivación para trabajar, problemas de concentración, falta de interés e iniciativa, depresión, ansiedad, disminución de la autoestima y de la confianza en uno mismo, cambios de humor, irritabilidad; a nivel social: tendencia a retirarse de las relaciones, aislamiento, dificultades en la comunicación, criticismo excesivo hacia los demás, falta de confianza; y a nivel físico: trastornos del sueño y de la alimentación, problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, del corazón, trastornos del ritmo cardíaco, dificultades para respirar, tensión y dolores musculares, disminución de la resistencia a infecciones y enfermedades. El burnout es un factor de riesgo serio para el desarrollo de enfermedades mentales o adicciones, reduce la capacidad de la persona para trabajar y puede resultar en el abandono del empleo. Para el empleador, esto significa una disminución en la productividad del empleado o su pérdida; para la sociedad, los costos de tratamiento y licencias médicas. El síndrome de burnout puede afectar a cualquier persona, aunque más comúnmente se relaciona con profesiones elegidas "por vocación", que implican enseñar, apoyar y ayudar a otros, como maestros, médicos, enfermeras o trabajadores sociales.
Escala de Maslach
En el síndrome de burnout, se pueden distinguir, según Christina Maslach, tres dimensiones: agotamiento emocional (la sensación de que el trabajo nos roba fuerzas y energía), despersonalización (la tendencia a tratar a personas - clientes y colegas - de manera objetivada, desconexión emocional, criticismo y una actitud cínica hacia la organización) y disminución de la autoestima (falta de satisfacción y autorrealización).
Para evaluar estas tres dimensiones, se puede utilizar una escala que consta de 22 preguntas. Para cada una de ellas, se puede responder de la siguiente manera:
Nunca - 0
Unas pocas veces al año o menos - 1
Una vez al mes o menos - 2
Varias veces al mes o menos - 3
Una vez a la semana - 4
Varias veces a la semana - 5
Diariamente - 6
Las preguntas son las siguientes:
Me siento emocionalmente agotado por el trabajo.
Me siento exhausto al final del día laboral.
Me siento cansado al levantarme por la mañana y tener que ir a trabajar.
Puedo entender perfectamente cómo se sienten mis pacientes.
Siento que trato a algunos pacientes como si fueran objetos y no personas vivas.
Trabajar todo el día con muchas personas es un gran esfuerzo.
Manejo los problemas de los pacientes de manera muy efectiva.
Me siento quemado por mi trabajo.
Tengo la sensación de que mi trabajo impacta positivamente en la vida de otras personas.
Desde que ejerzo mi profesión, me he vuelto menos sensible hacia otras personas.
Me preocupa el hecho de que mi trabajo me hace emocionalmente menos sensible.
Me siento muy activo.
Me siento frustrado por mi trabajo.
Siento que trabajo demasiado.
En realidad, no me importa lo que le sucede a mis pacientes.
El contacto directo con la gente en el trabajo me estresa.
Me resulta fácil crear un ambiente amigable en mi trabajo con los pacientes.
Siento un aumento de energía después del trabajo.
Gracias a mi trabajo he adquirido muchas cosas valiosas.
Me siento agotado.
En el trabajo, abordo los problemas emocionales con calma.
Tengo la sensación de que los pacientes me culpan por sus problemas.
Las preguntas 1, 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16, 20 corresponden a la dimensión de agotamiento emocional; las preguntas 5, 10, 11, 15, 22 pertenecen a la escala de despersonalización; las preguntas 4, 7, 9, 12, 17, 18, 19, 21 se relacionan con la autorrealización.
Fases del burnout
Antes de llegar a la fase de burnout, ya se pueden observar síntomas que pueden presagiarlo. Como se mencionó anteriormente, el síndrome de burnout afecta más comúnmente a personas que eligieron su profesión por vocación y que al principio idealizan mucho su trabajo. Ayudar a otros y el contacto con la gente brindan una sensación de satisfacción, energía y aliento. El trabajo parece ideal y la persona puede comenzar a comprometerse incluso más allá de sus posibilidades reales. Prevalece el entusiasmo y una fuerte motivación, la inclinación a tomar la iniciativa y altas expectativas. Cuando estas expectativas se enfrentan a la realidad y la imagen idealizada del trabajo comienza a desmoronarse, aparece la decepción. Se hace evidente que las demandas son demasiado altas, las condiciones de trabajo están lejos de ser ideales, y los esfuerzos no siempre reciben reconocimiento. Surge la frustración, la sensación de aburrimiento y la falta de sentido por seguir el ritmo establecido. El entusiasmo y el compromiso se desvanecen, y en su lugar aparecen la pasividad y la tendencia a evitar situaciones estresantes.
Cuando la situación se prolonga, puede llevar a la formación de patrones de afrontamiento no adaptativos: evitación, retirada de las relaciones, escape a través de sustancias. El cansancio crónico comienza a alterar el ritmo del sueño, la alimentación y debilita los mecanismos inmunológicos del cuerpo. Predominan la apatía, la irritación, la sensación de falta de sentido en el trabajo, la pérdida de influencia sobre la realidad y la disminución de la autoestima. El trabajo, además de los beneficios económicos, deja de ser satisfactorio, y predominan los pensamientos de abandonarlo. La fase de burnout puede durar años y causar muchos efectos graves en la salud. A menudo, se requiere ayuda y un cambio en las condiciones laborales.
Causas
El burnout es un fenómeno complejo cuyas causas y fundamentos se pueden considerar a nivel individual — características y actitudes específicas de la persona que no favorecen el manejo de las condiciones laborales, social — la falta de una red de apoyo para el individuo, y estructural — características de la organización, sistemas y tareas que superan las capacidades de afrontamiento.
Entre las causas individuales se incluyen la falta de o formas ineficaces de lidiar con el estrés, la falta de equilibrio entre la vida personal y profesional, creencias rígidas y patrones de conducta, una baja sensación de autoeficacia o el aislamiento. Un enfoque reflexivo y consciente, por otro lado, favorecerá la evaluación realista de la situación y la detección temprana de señales preocupantes. También es importante tener la habilidad de buscar ayuda y apoyo en el entorno. A las personas que se aíslan les será más difícil afrontar el problema creciente por sí solas.
En cuanto a las condiciones que pueden contribuir al burnout, se pueden dividir en aquellas relacionadas con la estructura organizacional y aquellas que afectan la propia tarea.
En términos generales, cuanto mayor es el control jerárquico en la estructura de la empresa, mayor será el riesgo de burnout. Un sistema jerárquico vertical, reglas rígidas o poco claras sobre el horario laboral, un exceso de burocracia aumentarán este riesgo, al igual que la falta de oportunidades de avance (o reglas poco claras sobre promociones), exceso de responsabilidades que no se compensan con una remuneración adecuada, o una comunicación deficiente entre el jefe y el equipo o el empleado. Además, una mala atmósfera entre los empleados y la falta de espacio para resolver problemas interpersonales en el equipo también contribuyen.
Prevención y terapia
La cuestión más importante en el proceso de prevención del burnout es la detección temprana de los factores que pueden conducir a él y la implementación de cambios en el entorno laboral que puedan favorecer una comunicación clara, la distribución de responsabilidades, y las normas de remuneración y promoción, así como motivar a los empleados a comprometerse y proporcionar espacio y tiempo para la educación y el desarrollo de relaciones interpersonales. Aprender patrones de comunicación efectivos y asertivos, técnicas para manejar el estrés y prestar atención a la salud mental puede prevenir eficazmente el burnout, aunque requiere que se reconozca que el problema existe.
Esta conciencia es extremadamente importante en la prevención del burnout, ya que ayuda a identificar tempranamente los factores de riesgo y trabajar para eliminarlos. A nivel individual, es esencial la educación en salud mental y prestar atención al equilibrio entre el trabajo y la vida personal, asegurando satisfacer necesidades como el sueño, la nutrición adecuada, la actividad física, los intereses personales y las relaciones sociales. Reconocer las señales de sobrecarga y estrés prolongado requiere cierto nivel de autoconciencia, pero es el primer paso para enfrentar situaciones difíciles. Una vez que aceptamos que el problema existe, podemos buscar ayuda. No siempre es necesaria la terapia, aunque en casos en que la situación se prolonga y los síntomas son crónicos, vale la pena buscar la ayuda de un especialista.