¿Para qué perder tiempo? - sobre la monotonía de manera constructiva
Uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffet, inversor de bolsa y empresario, acumuló su fortuna comenzando a repartir periódicos a los 12 años. A los 14 años, ya invirtió, comprando y arrendando un terreno. Unos años antes, había leído un libro escrito por Benjamin Graham, "Security Analysis", y lo leyó en múltiples ocasiones, analizándolo en profundidad. Es sorprendente que el mismo Warren admite que el libro le parecía extremadamente aburrido.
Michael Phelps, 26 veces medallista olímpico, recuerda cómo soportó entrenamientos arduos y aburridos desde su infancia, aunque lo aceptaba como parte del trabajo que debía realizar. El precio que pagó por alcanzar el éxito.
Estas historias nos muestran que la monotonía en nuestra vida es algo que deberíamos aprender a aceptar.
A veces, puede parecer que el trabajo que es nuestra pasión o alcanzar el éxito que deseamos serán un escudo contra el aburrimiento, pero nada más lejos de la realidad. Repetir continuamente las mismas tareas y realizar análisis detallados son una de las bases del éxito, aunque no se pueden clasificar como experiencias particularmente emocionantes.
Además, la monotonía nos permite ser creativos y encontrar nuevas soluciones.
Nuestro cerebro funciona en diferentes rangos de ondas: alfa, beta, gamma, theta. Durante el día, cuando estamos activos, concentrados y atentos, predominan las ondas beta. Las ondas gamma, por su parte, favorecen la creación de nuevas asociaciones, la búsqueda de soluciones, la creatividad y el aprendizaje. Sin embargo, para que el cerebro "cambie" a estas ondas, primero debe pasar por la fase de ondas alfa, que son características de un estado de profundo relax, relajación, no pensando en nada. En otras palabras, para ser creativos, encontrar una nueva solución, necesitamos relajarnos. E incluso comenzar a aburrirnos. Por eso, a menudo nos vienen a la mente nuevas ideas cuando conducimos, tomamos una ducha o estamos acostados.
La calma y el aburrimiento generan en nuestro cerebro procesos que favorecen la resolución de tareas complicadas. Sin embargo, por sí mismos pueden ser molestos y tediosos. ¿Cómo lidiar con ellos de manera positiva?
En primer lugar, cuando una tarea, un estudio, un trabajo o un entrenamiento nos parecen tediosos, vale la pena recordar el objetivo que nos acompañó al comenzar. Así como Warren Buffet quería conocer a toda costa los secretos de la inversión, o Michael Phelps deseaba convertirse en el mejor nadador del mundo. Al tener presente el objetivo que queremos alcanzar, es más fácil encender nuestra motivación y atravesar el proceso monótono que nos conduce a ello.
En la vida cotidiana y en un horario apretado, también es bueno dedicar tiempo a "no hacer nada", e incluso al aburrimiento, para regenerar nuestra energía, "reiniciar" nuestra mente y darnos espacio para que surjan nuevas asociaciones, ideas y soluciones.
Esos momentos "no productivos" nos permiten activar la imaginación, pero también conocernos mejor, conectar con nuestras emociones y necesidades. Es decir, algo de lo que huimos, llenando cada momento de inactividad con la mirada en el teléfono (basta observar a la gente en un autobús o en la fila del médico).
Es importante asegurar un equilibrio entre los períodos de productividad, acción y motivación, y los momentos de descanso. La actividad continua a alta velocidad puede llevar al agotamiento y enfermedades psicosomáticas.
Pero, por otro lado, también demasiado descanso cansa. Cuando falta estimulación y motivación para actuar, aparece la apatía, el estado de ánimo bajo y síntomas similares a los que provoca el estrés crónico.
Tanto huir del aburrimiento como refugiarse en él actúa en nuestra contra. Al aceptar la monotonía y la repetitividad de ciertas tareas y actividades, nos acercamos al éxito. Al permitirnos momentos de inacción, recargamos las baterías y reiniciamos la mente para encontrar nuevas soluciones. Sin embargo, cuando el aburrimiento se convierte en una experiencia crónica, es recomendable encontrar algo que nos apasione y motive nuestro desarrollo y aprendizaje.