¿Qué es la terapia centrada en soluciones?
Imagina la siguiente situación: una persona llega a un psicólogo o terapeuta que se queja de depresión. Empiezan a hablar sobre cómo se manifiesta esa depresión, cuáles son los síntomas, en qué áreas de su vida se presenta, desde cuándo dura y cuáles son sus causas. La conversación gira en torno a las experiencias difíciles del cliente, sus tristes vivencias, la falta de ganas de vivir, el insomnio, los problemas en su funcionamiento diario y la falta de esperanza. No es difícil imaginar que, después de una hora de charla, ambos – el cliente y el terapeuta – quedan con un sentido de tristeza y desesperanza.
Ahora imagina que el mismo cliente se encuentra con un terapeuta que le pregunta qué hay de bueno en su vida, cómo se las arregla a pesar de la depresión, cuándo puede disfrutar de la vida y ser activo, qué y quién es importante para él y cómo le gustaría que fuera. Juntos se centran en los recursos del cliente, sus fortalezas, las relaciones en su vida, sus necesidades, y la sesión termina con la planificación de un pequeño paso que le ayude a superar momentos difíciles. Después de una hora de conversación, aparece la esperanza, un plan de acción y un sentido de agencia.
En resumen, la primera situación es un patrón que se repite a menudo en la llamada "psicoterapia tradicional", un enfoque basado en el modelo médico, que asume que para "curar" al paciente se debe llegar a la raíz del problema y descubrir todos sus síntomas. En este enfoque, la depresión se considera una enfermedad, y el terapeuta (como un médico) conoce la manera de liberar al paciente de ella.
La terapia centrada en soluciones se basa en un paradigma diferente, y sus principales postulados pueden describirse brevemente:
Primero, no existe algo como una enfermedad mental; este concepto, tomado del modelo médico, es solo un constructo teórico que no necesariamente sirve durante el proceso terapéutico. En la terapia centrada en soluciones, no nos enfocamos en establecer un diagnóstico, sino en cómo el propio cliente define sus problemas.
En segundo lugar, para que haya un cambio, no es necesario llegar a las causas del problema (que usualmente permanecen indefinidas y ni siquiera un profundo indagar en el pasado más distante garantiza su descubrimiento). El cambio es el resultado de la acción, y esto podemos planearlo sin analizar el pasado, concentrándonos más bien en crear una visión del futuro preferido y en los recursos del cliente.
En tercer lugar, no es el terapeuta, sino el cliente quien es el experto en su propia vida. Él define la naturaleza de sus problemas y los objetivos de la terapia. Él decide cuándo quiere finalizar la terapia.
En cuarto lugar, se subraya el papel de introducir cambios mediante pequeños pasos. A diferencia de la terapia tradicional, donde se considera que la condición para el cambio de comportamiento es llegar a las fuentes y cambiar los procesos psicológicos (modelo causa-efecto), en la terapia centrada en soluciones se destaca el papel de cualquier cambio, incluso el más pequeño en el comportamiento, que a la larga influye en los patrones cognitivos y emocionales (modelo circular, no lineal).
La base epistemológica de la terapia centrada en soluciones es el constructivismo. Este enfoque subraya el carácter subjetivo del conocimiento, su dimensión social y cultural, así como el papel de la construcción activa de nuestra visión del mundo. Para nuestra experiencia, los "hechos objetivos" no son relevantes, sino su interpretación, que puede cambiar según factores individuales, el contexto, la adquisición de nuevas experiencias y conocimientos. Constantemente creamos nuestro mapa de la realidad, y para su construcción usamos conceptos, palabras, ideas y teorías que nos la explican. También nos comunicamos con otros a través de ellos.
Sin embargo, debemos recordar, citando las palabras de Alfred Korzybski, que "el mapa no es el territorio", y nuestros conceptos que utilizamos para describir la realidad no son, en sí mismos, la realidad.
¿Cuál es la relación de esto con el campo de la psicoterapia? Es fundamental: si consideramos que lo que tenemos a nuestra disposición en el contacto y la comunicación con otra persona es el mapa de su experiencia (y no "hechos objetivos") y que lo que podemos influenciar es la manera de construir ese mapa (y no la realidad objetiva), la mayoría de los conceptos tradicionalmente aceptados (tales como enfermedad mental, trastorno o norma) y la propia aceptación del terapeuta como árbitro en su aplicación, dejan de tener valor útil.
El papel del terapeuta en la terapia centrada en soluciones no es reestructurar e interpretar las experiencias del cliente de modo que se ajusten a su teoría. Al considerar al cliente como el creador activo de su mapa de la realidad y respetar su perspectiva, querrá comprender el mundo de significados del cliente. El proceso terapéutico, su dirección, duración y objetivo serán una consecuencia de esos significados. En otras palabras, el terapeuta se mueve por el mapa del cliente (conscientemente sabiendo que es un mapa, no una realidad objetiva).
De las premisas anteriores se deriva otro aspecto extremadamente importante del proceso terapéutico. Si nuestro lenguaje es lo que crea nuestra realidad, enfocarse en el problema y en el pasado dirigirá nuestros pensamientos y emociones en esas direcciones. Si queremos cambiar algo, no es el método más óptimo.
La terapia centrada en soluciones tiene la increíble ventaja de conducir – a menudo en un tiempo sorprendentemente corto – a efectos reales y deseados. Sin ahondar en los detalles de las experiencias de la infancia, sin intentar averiguar las causas de las dificultades actuales, sino al contrario, enfocándose en todo lo que puede ser útil: las fortalezas y recursos del cliente, sus experiencias en superar situaciones difíciles, sus necesidades, motivaciones y esperanzas.
Al finalizar la sesión de terapia centrada en soluciones, el cliente sale fortalecido y, la mayoría de las veces, con una tarea para realizar.
En la terapia centrada en soluciones, consideramos que el proceso de cambio ocurre fuera de las sesiones, y el trabajo en las sesiones tiene como objetivo inspirar a tomar acciones concretas. En la terapia centrada en soluciones, el cliente realmente trabaja, estimulado por preguntas perspicaces y a menudo sorprendentes del terapeuta, gracias a las cuales descubre cada vez más aspectos de los que no era consciente. La mayor ventaja es que, al descubrir por sí mismo sus propias soluciones, también fortalece su sentido de agencia y confianza en sí mismo.
¿La terapia centrada en soluciones tiene efectos duraderos? ¿Se puede lograr un cambio duradero sin involucrarse en un proceso terapéutico de varios años? Resulta que sí. Nuestro razonamiento tradicional y, se podría decir, de sentido común, nos sugiere que un cambio realmente duradero solo puede lograrse mediante un proceso adecuado, prolongado y profundo. Sin embargo, la práctica muestra que no solo no tiene que ser así, sino que a menudo los cambios, incluso pequeños, resultan ser clave para provocar (el efecto bola de nieve) resultados realmente significativos.
La terapia centrada en soluciones es efectiva para un espectro realmente amplio de problemas, dificultades y luchas. Los clientes con una larga historia de tratamiento a menudo experimentan un asombroso avance cuando finalmente llegan a un terapeuta que está dispuesto a trabajar con la persona, no con el diagnóstico. Personalmente, aunque al principio me mostraba escéptica hacia este enfoque, con cada sesión me convenzo más de él.
Desde el punto de vista del terapeuta, la terapia centrada en soluciones también es bastante exigente. Aunque, por regla general, es simple, no es fácil, y lo que el terapeuta debe aprender (y seguir practicando) es una manera de ver y pensar que es muy poco intuitiva, asumir una postura de ignorancia y, sobre todo, confiar en el cliente como el verdadero experto de su vida.